
Que viva es una expresión de deseo en la que el verbo está sobreentendido y, por consiguiente, no debe llevar tilde: (¡Quiero) que vivan los estudiantes! (¡Deseo) que viva la reina!
En cambio, al escribir, por ejemplo, ¡Qué viva la reina!, con tilde, ese qué funciona como adverbio exclamativo y nos indica que la reina es sorprendentemente lista y avispada... (¡Qué lista es la reina!)
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